viernes, 25 de abril de 2014

Entrada seis

Nuevos niños están naciendo. Son humanos diferentes, aunque no lo parezcan. Yo soy sólo uno de ellos, uno de los primeros. La humanidad está cambiando. La conexión con lo espiritual está más abierta. Todos los niños pueden ahora mantenerse unidos a su esencia. Los bebés lloran porque es muy difícil este planeta. Un bebé trata de expresarse vía telepática, pero no le funciona porque todo aquí es muy denso. Ve todo, lo malo y lo bueno, lo falso y lo verdadero. En otros planetas uno ve lo que quiere. Ver es una manera de decir, ya que no hay ojos físicos, uno se focaliza en lo que le interesa y se puede cerrar cuando quiere. El recién nacido está asustado, encerrado en la realidad física.
Extraña la unidad esencial de donde viene, entonces se adhiere rápidamente a las personas que lo cuidan. Traspasa a los padres el lugar del Ser Supremo. Los padres, si creen sólo en lo material, lo involucran cada vez más en lo físico. Al enseñarle a hablar, limitan su pensamiento. Los niños al crecer, van perdiendo la conexión con su origen. Para ayudar a los chicos hay que ayudar a los grandes. Si los padres están abiertos, van a cuidarlos sin imponerles sus propias ideas, su visión del mundo. Lo principal es darles espacio, darles tiempo, dejarlos pensar, dejarlos que hablen.
Los humanos aprenden a usar un solo punto de vista, el cotidiano que sirve para lo físico y para vivir en sociedad. Los niños, al jugar practican esta realidad. Seguir abierto es mantener otros puntos de vista. Por ejemplo, el punto de vista Exterior es “ver” desde fuera de la Tierra y, más aún, desde fuera de la parte manifestada del Universo. El punto de vista Central es “ver” desde el Núcleo, esencia energética de Dios. El punto de vista Interior es “mirar” desde dentro del núcleo interno del propio ser, y ver el núcleo de otros seres. A los niños se les hace practicar sólo el punto de vista Cotidiano. Entonces limitan el uso de sus ondas mentales y aprenden a focalizarse en el plano físico. Es como usar apenas una partecita de una computadora.
Una vez que están programados de esta manera, es difícil que se abran, pueden confundirse. Hay que tener mucha paciencia para reabrir la conexión espiritual. La mayor parte de los seres humanos viven toda su vida olvidados de la totalidad. La unidad superior la mantienen cuando son bebés y a veces la recuperan poco antes de morir. Buscan la felicidad externa porque pierden la interna. Sufren por los deseos y también por la adicción a otros seres humanos. Un niño nuevo sabe que es parte de la Totalidad. Si se le quiere enseñar la idea de “mío” se confunde, cree que todo es de él. Hay que dejarlo compartir."

 

domingo, 13 de abril de 2014

Entrada cinco


Para abrir el tópico de hoy me gustó mucho poner este video de entrada, ya que se dice que el humor es una manera de hacerte pensar sin que te des cuenta de que estás pensando, y es la verdad absoluta ¿Para qué se hace arte? ¿Para qué vemos y/o creamos arte? Los artistas ¿En verdad sirven, son útiles?
Según el video no lo son, para nada, pero poniéndonos serios, por muchas posturas e ideologías que podamos defender y por más seguros que estemos de ellas la verdad es que no hay respuesta válida a estas preguntas. Es decir, el arte es una puerta abierta a la expresión, un reflejo de la sociedad, es un lenguaje secreto  pactado por todos nosotros para revelar nuestra visión al mundo, y hasta a veces revelar otros que hasta el día de hoy son un misterio absoluto... Es muchísimas cosas, pero no es vital, y si no existiera podríamos seguir viviendo como animales y como especie; La naturaleza no nos obliga a hacer arte.
Sin embargo, muchas veces cuando uno piensa en la relación del arte con el ser humano piensa en los primeros dibujos de las antiquísimas cavernas (La invención del signo, podríamos decirle), las primeras escrituras en la época del antiguo egipto, en la cual se documentaban leyes decretadas y otras cosas importantes, en la primera vez en la que un ser humano pudo determinar qué es una nota y qué es un ritmo. Y si lo pensamos bien, todos estos hechos desembocaron en una gran, universal y angustiosa pregunta ¿Cómo voy a hacer para decirle al mundo todo lo que le tengo que decir?

"Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: Estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres. Escribo por mi desesperación y mi cansancio, ya no soporto la rutina de ser yo y si no existiese la novedad continua que es escribir, me moriría simbólicamente todos los días"

Clarice Lispector "La hora de la estrella"

Lo que querría decir con esto es que no solo el arte sirve para la descarga y la escapatoria de la realidad, entre otros fines egoístas, si no también para transimitir emociones, ¿Qué lector podría no decirme que alguna vez -o varias veces- se emocionó con la trama de algún libro? Más allá de lo que el libro quiera transmitir; la felicidad, la tristeza, la despresión, la angustia, la desesperación nos emocionan en un relato literario ¿Por qué? Porque puede parecernos bella la manera en la que está redactada o porque repercute con una puntería perfecta en nuestras vidas. De allí sale el puro placer de leer.
Obviamente, este concepto puede convertirse a todas las disciplinas artísticas, el espontáneo placer de ver y crear cuadros, de escuchar y tocar música, de ver danzas e imitarlas o aprovecharlas, de ver fotografías o dibujos e inspirarse en ellos. y de todos ellos sale la misma exclamación "¡Cómo me gustaría que mi obra fuera así!". Eso nos emociona, nos impulsa a crear. Queremos que el mundo se entere de nuestros sentimientos e ideas para que se entrelazen con los sentimientos e ideas del resto, y crear a partir de esos nudos un nuevo punto de vista. No todo es llover sobre mojado.
Por eso es que el arte nos hace sentirnos menos solos; uno escucha una canción sobre algo que está estrechamente relacionado con ese uno y se siente reconfortante. Aunque es cierto que "Nunca estamos solos" la frase a veces no basta para apagar ciertas angustias, a veces hay que tener pruebas. Es como si, al mostrar una obra de tu autoría tuvieras un pacto o una amistad con todo el que lo vea y lo sienta, como si todos incorporaran para sí un pedazo de vos. "Nunca se está solo y somos todos iguales" es lo que nos dice cualquiera de las 7 bellas disciplinas artísticas.
Es cierto, es una escapatoria de la realidad, pero que nos permite enriquecernos de variadas maneras. Contemplar al arte como tal nos hace más cultos, aumenta nuestro vocabulario, nos permite expresarnos mejor ante los demás y hacer viajes internos para sincerarnos en nosotros mismos. Para ello hay que ser un buen degustador del arte.
Por ejemplo; Para poder ser un buen degustador de vinos hay que sentir el brebaje con los cinco sentidos; tener en cuenta el olor, sabor, color, si es agradable o si no para la lengua, cómo fluye y todo tipo de detalles. Luego de determinar todo esto el degustador sabrá si la bebida es, a grandes rasgos, buena o mala. En cambio si la tragamos así como si fuera agua, no solo que no podremos determinar esta desición con facilidad, si no que corremos el riesgo de terminar como ignorantes. Con el arte pasa lo mismo, no es lo mismo decir "El arte abstracto es bastante malo porque no lo entiendo" que decir "El arte abstracto me parece malo porque sus ideas son absurdas por tal y tal razón". No todos somos críticos, pero todos podemos desarrollar un buen espíritu crítico, y a partir de esa ruta se armará el pacto entre el artista y el receptor de sus obras.

Asi que, luego de leer todo esto, reformulate la pregunta de nuevo ¿El arte sirve?